miércoles, 31 de diciembre de 2014

Los inevitables propósitos de año nuevo

Cada doce meses nos toca reflexionar, con el cierre del ciclo anual, en aquello que deseamos cambiar.

Y para quienes hemos ido ganando kilometraje en la vida, lo usual es darnos cuenta de que solemos tropezar con la misma piedra. 

Peor... que realmente hemos tirado la toalla y entrado en una especie de limbo donde asumimos resignadamente que "somos lo que somos", o escuchamos una tenue y adormilada voz interna que dice "¡pos ya pa'qué!", con una lógica que suena al tiempo cantinflezca, aplastante e irrefutable.

Y como sigue siendo actual, transcribo el refrito de mi nota de diciembre de 2013, con el mismo !Auch!

Nada más difícil para un ser humano que cambiar. Estamos completamente “cableados” y diseñados para la estabilidad y la continuidad. Por ello, una vez que se arraiga una conducta o comportamiento, prácticamente se vuelve un rasgo de nuestra personalidad. 

Por más que establezcamos “nuevas” resoluciones, sabemos que después de un mes de esfuerzos infructuosos, terminaremos tirando la toalla. Y si cambiar para un adulto, cumplir con sus propósitos y resoluciones, es infinitamente difícil, para los niños también lo es.

Uno de los temas centrales en edukinesiología es lograr "cambios", aprendizajes efectivos o superar bloqueos, desafíos, mediante la formulación de metas.

Para incrementar nuestras probabilidades de éxito, el establecimiento de nuestros objetivos sigue un proceso.

Siempre iniciamos nuestras sesiones afirmando:

“Antes de compartir gimnasia para el cerebro u otra técnica de mejora, experimenta en ti mismo. La coherencia y capacidad de transmitir un conocimiento emanan de los éxitos personales”.

Son las propias vivencias y logros los que abren la posibilidad de detonar cambios positivos en los demás en forma efectiva y amable.

¿Por qué fracasan nuestros buenos propósitos?

La primera razón ya la mencionamos: cambiar va en contra de la naturaleza firmemente arraigada de la psique humana. 

Adicionalmente, la mente subconsciente posee su propia “ilógica” que cuando se siente amenazada, sabotea nuestras acciones.

Otro factor de riesgo es la envergadura de nuestra meta, particularmente si es muy ambiciosa. Sugerimos plantear propósitos alcanzables y mensurables, que eventualmente nos acerquen a la gran meta.

Los propósitos también pueden naufragar si el esfuerzo implícito en el proceso de cambio es demasiado oneroso y – una vez más –, tanto consciente como inconscientemente, no estamos realmente dispuestos a invertir demasiado trabajo para lograr la meta. El cambio se nos presenta así como escalar una gran montaña, pero con sobrepeso, mucho equipaje y sin entrenamiento o equipo.

También es posible que no deseemos o veamos claramente las ventajas de alcanzar nuestras metas. O si las vemos, estas consecuencias positivas han dejado de ser una buena “zanahoria”, han perdido su naturaleza recompensante y por tanto, el poder para motivarnos. 

En suma, hemos tirado la toalla... nos declaramos completamente vencidos.

(...)

Cambiando de tono, la propuesta edukinesiológica nos indica que para tener mayores posibilidades de éxito:

Nuestra meta debe ser Positiva: evitar verbos o enunciados que nos despierten aversión (hacer ejercicio, ponerse a dieta, trabajar más, limpiar la casa, por mencionar algunos de los obvios).

Las Acciones que debamos realizar para alcanzar lo que deseamos deben expresarse en términos sumamente Claros: hasta un niño de tres años puede entender lo que vamos a hacer.

Nuestra meta debe ser realmente Motivante: sin un claro incentivo, no tendremos la “gasolina” suficiente para adentrarnos en todo lo que implica alcanzar nuestra meta y perseverar en ella en el largo plazo.

Y, si lo que nos proponemos ya ha pasado por este proceso de refinamiento (garantizarnos que la meta sea realista, positiva y las acciones a emprender sean claras y motivantes), lo que nos resta es expresar la resolución de forma tal que sea aceptada y apoyada, tanto por la mente consciente (una expresión verbal) y otra simbólica (sugerimos a nuestros estudiantes dibujarse realizando y alcanzando esa meta positiva).

Esta reformulación de la meta o propósito nos acerca al éxito. Nos permite también ser coherentes y poder “modelar” esta capacidad en nuestros alumnos e hijos.

¿Será fácil alcanzar nuestro propósito de año nuevo?

Muy probablemente, fácil, fácil, no será. Sin embargo, si la revisitamos, apoyamos con actividades de edu-kinesiología /gimnasia para el cerebro y somos perseverantes, la respuesta es afirmativa: 

¡Claro que lograremos lo que nos propongamos!

¡Feliz 2015! 

Que todos sus deseos se vuelvan realidad.

Russell y Cristina
FitSchool – la escuela en forma
www.fitschool.mx

1 comentario:

  1. Para agregar a fin de año: Afirmación de Mi Misión: http://well.blogs.nytimes.com/2015/01/05/personal-coaches-and-mission-statements/?_r=0

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